En el tórrido julio murciano , en un banco de penumba dudosa, descanso anclado a mi perro que espera deshacer el camino que lleva a casa.
Entre él y yo todo está claro, no preciso escuchar su ronca voz, ni necesito de tratados y contratos formales ante notario.
Entre nosotros todo es evidente.
Simplemente con mirarme, simplemente con esperarme, simplemente con acariciarme con su floja lengua de color rosáceo...simplemente con ello; sé que es mi compañero fiel en el desaliento, el guardián más fiero de mi heredad, quién si yo no le fallo vivirá por siempre su vida a mi lado, el que sin límites me donará alegría, comprensión y afecto ... y quién tan solo con notar deslizar mi mano sobre su pelaje, su alma corre feliz y libre.
Mi perro y ese perro que todos llevamos dentro... nosotros... siéntelo y estaremos en la vida conscientes y plenos.